Leo en muchos blogs y foros cómo es posible la independencia financiera invirtiendo en bolsa todos tus ahorros y dejando que actúe el interés compuesto. Este hecho, que está constatado por varios de los que escriben en esos foros ya que ellos mismos la han alcanzado, me parece totalmente admirable y digno de ser tenido en cuenta. Son personas que llevan muchos años dentro de la bolsa, algunos desde los años 80, cuando no había ninguna multinacional española y sí muchos monopolios estatales, y lo que más exportábamos eran chupa-chups. Pillaron la época dorada de las privatizaciones, de grandes OPVs y de la expansión internacional de nuestras empresas. Hoy día la situación ha cambiado, y aunque también en aquella época había riesgos (algunos de los cuales, como el "ruido de sables" y la involución del sistema político hoy nos hacen sonreir y nos parecen batallas contadas por nuestros abuelos), los desafíos actuales son muy distintos y hay que prepararse para enfrentarlos de diferente forma.
Aunque respeto profundamente a aquellas personas que están dispuestas a llevar una vida de austeridad y sacrificio para maximizar su ahorro y alcanzar antes su soñada independencia financiera, yo no comparto ese planteamiento. El marcarse unos plazos y objetivos está bien, pero acercarse a ellos puede animar lo mismo que el alejarse puede desanimar. Yo creo también en el ahorro, pero no en la austeridad ni en el sacrificio por esa meta. Lo que pretendo es maximizar el rendimiento de mis activos para vivir mejor en el momento presente y, si Dios quiere, en los tiempos futuros. No es una actitud de "carpe diem" y de viva el consumismo, pero tampoco la de la hormiguita que sólo trabaja y trabaja pensando en "jubilarse" cuanto antes.
Hoy día son muchos los riesgos en el tiempo que pueden tener nuestras inversiones en bolsa. Pero uno de los más importantes, y que no siempre se tiene en cuenta, son los cambios normativos y legislativos. Por ejemplo, en el panorama español, está encima de la mesa que si gana el populismo, y para favorecer el consumo, desaparecerá la doble escala del IRPF de rendimientos del trabajo e inversión, por lo que todo lo obtenido por dividendos o compraventa de acciones tributará al tipo marginal de nuestro IRPF. Eso significaría, en la mayoría de las ocasiones, el pagar un 50%, 60%, 70%, 80%, etc. más de impuestos. Y que lo que obtengamos por dividendos se vea considerablemente disminuido. Pueden gravar los scrip en el mismo momento en el que se reciben, lo mismo que se va a gravar la venta de derechos en el mismo año que se produzca a partir de 2017. Y de la eliminación de la execión de los primeros 1500 EUR de dividendos mejor ni hablar...Todos estos cambios pueden mandar al traste nuestras previsiones y hacer que la independencia financiera, para el que se la haya puesto como objetivo, se aleje en el tiempo...
Los cambios normativos, que dependen de la voluntad política de nuestros gobernantes, son impredecibles y pueden tener consecuencias nefastas para nuestras inversiones. Y en la bolsa, por muy variadas que sean nuestras empresas y diversificadas, todo el dinero que recibimos pasa por el mismo "cuello de botella": la venta de acciones y los dividendos. Son muy fáciles de gravar y, además, afectan a un sector relativamente pequeño de la población, por lo que son pocos los votos en juego. No es lo mismo aumentar los impuestos a los depósitos que a los inversores en bolsa, por el número de afectados.
Y ¿qué es lo que podemos hacer? Pues, de nuevo, diversificar. Y, para cubrir esta eventualidad, habrá que diversificar en el tipo de activo. Pero eso lo veremos en el siguiente post...
No hay comentarios:
Publicar un comentario