Estamos en una época de subidas, está claro. Quizá en Atenas no lo vean así, pero en la mayoría de las bolsas occidentales los precios de las acciones están subiendo. Algunas sin verdadero fundamento, otras con él por el aumento de los beneficios empresariales. Es la edad de oro para los bolseros. Estamos todos contentos viendo nuestras acciones en verde, la cuenta de divis llenándose y parecemos satisfechos por lo bien que nos van las cosas. Quizá nuestro único "nubarrón" sea que todo está muy caro y nos cuesta encontrar un valor donde seguir invirtiendo con un suficiente margen de seguridad.
No paramos de mirar blogs y noticias sobre nuevas empresas aptas para el B&H, con análisis muy inteligentes sobre las mismas, recomendaciones de precios de entrada, etc. Además, seguimos los resultados anuales de las que ya tenemos en cartera, sacando nuestras propias conclusiones y complementándolas con esos excelentes análisis que leemos (por cierto, yo ya he sacado las mías sobre los de Philip Morris en 2014, pero estoy esperando a encontrarme más opiniones en los foros para hacerlas definitivas. Al ser una compañía 80/20 tiene mucha aceptación entre la comunidad seguidora de los dividendos).
Pues lamento deciros, fruto de la experiencia que trato de verter en este blog, que con decisiones inteligentes no basta. En bolsa, para no meter mucho la pata, se necesita tomar decisiones sabias. Y la sabiduría es un don muy preciado y escaso, una mezcla en distintas proporciones de inteligencia, prudencia, experiencia y buen hacer que no se adquiere leyendo un libro o siguiendo un curso. La sabiduría nos la da la vida y la experiencia si sabemos escuchar lo que tienen que decirnos y aprendemos constantemente.
En el camino del B&H, una mala decisión puede dar al traste con las rentabilidades obtenidas en años. Entrar en una empresa en un mal momento puede obligarnos, si las circunstancias lo requieren, a salir con pérdidas cuantiosas. Ya podemos tener muy buenos YOC en las demás, que habremos fastidiado nuestras rentabilidades por algunos años...
Por eso hay que ser muy cuidadoso al formular un deseo de compra. Hay que estudiar la acción una y otra vez, ver su evolución durante un tiempo largo, conocer qué podemos esperar de ella y tener paciencia para entrar en un buen momento. No digo en el mejor momento, porque suele ser imposible tener el timing perfecto, pero por lo menos no comprarla en la parte alta de su curva de precios. Esa paciencia, calma y estudio propio suele hacer que nuestra decisión no sea perfecta, pero sí sabia. Y disminuye las probabilidades de cometer errores de bulto, de los que hacen que tengamos que arrepentirnos. Errores en bolsa todos cometemos, pero tenemos que procurar que sean pequeños y escasos. Si en época de subidas tenemos un buen puñado de acciones en rojo en nuestro porfolio, entonces es que nos falta una dosis de esa sabiduría a la que me refiero en este post. Sabiduría que ya me gustaría para mí y que busco tener en las decisiones que tomo. Sabiduría que está en tarros pequeños, como las buenas esencias, y que no abunda para nada en este trepidante mundo nuestro en que vivimos.
Ahora estamos en época de subidas. No podemos dormirnos en los laureles. Hay que corregir cuanto antes los errores importantes que hayamos cometido y prepararnos para las bajadas. Porque llegarán. Vamos si llegarán...
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